lunes, 6 de febrero de 2012

Asegúrate de guardar tu corazón. (Parte 3)

   Cuando nos preocupamos tanto por los títulos y cargos de las personas-en la iglesia sobre todo-, y le damos desmedida importancia a eso; mas aún, cuando en eso basamos nuestro concepto de respeto a la  autoridad, y líderes dentro de la iglesia, ENTONCES... ¡NOS ESTAMOS PREOCUPANDO POR LAS FORMAS!
    Porque el respeto a la autoridad no pasa por los títulos, o como llames a una persona, SINO POR TU CORAZÓN DELANTE DE DIOS. Precisamente el problema no está en que llames a alguien en la iglesia por su título o función dentro de la misma, o si lo haces por su nombre de pila, o por su diminutivo, el tema es…la intención o lo que hay en tu corazón cuando realizas dicha acción. La preocupación tan desmedida por esto, tal como yo vengo observando últimamente, es el quid del asunto, porque es lo que evidencia un exacerbado cuidado por las formas, lo exterior, las apariencias. Estos son sólo algunos ejemplos pero que nos van a servir para evaluar cómo andamos con nuestro corazón. ¿En verdad lo estamos cuidando como nos manda la Palabra? ¿O muchas veces nos preocupamos por formas y cosas externas aún al alto precio de herir a tu hermano, por el cual Cristo también murió? Por eso mismo les dejo esta palabra, para que podamos reflexionar sobre esto, y que cambiemos lo que haya que cambiar de nuestra vida, y que no nos descuidemos con esto. Recuerda que nada hay superior o más importante que cuidar nuestro corazón. No vale la pena que lo contamines o dañes por cuidar otras cosas que además están fuera de la voluntad de Dios, y que no sirven. Recuerda: tu vida es preciosa delante de Dios. Por eso guarda tus pensamientos, tu espíritu, tus ojos y tus oídos de todo lo que no conviene (Prov. 4:24-27). Cuida lo que ves, lo que oyes, camina en rectitud, y no te apartes del buen camino de Dios. Porque todo esto es cuidar el corazón, por sobre toda cosa que guardes. ¡Amén!

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