domingo, 3 de junio de 2012

Todo comenzó con el acumular riquezas.


 En verdad con respecto a este asunto, el problema no es el dinero, ni las cosas materiales, sino la actitud del ser humano con respecto a ellas.       Es decir, en dónde ponemos nuestro corazón. Como ejemplo de esto veremos lo que le sucedió al rey Salomón, y lo contrastaremos con lo que dice la Palabra. Porque el problema de él no fue solamente el acumular tanta riqueza; esto fue apenas el punto de inicio de su declive espiritual. Veamos los cuatro puntos siguientes:


1-     El rey Salomón acumuló muchas riquezas.
2 Crónicas 9: 27.
     
2-     Le traían caballos de Egipto.
2 Crónicas 9:28, 1 Reyes 10:28.
     
3-     Comenzó a haber injusticia en el reino.
1 Reyes 5: 13-15, 9:12-15, 12: 3-4.
 
4-     Salomón tuvo muchas mujeres, las cuales hicieron desviar su corazón. 1 Reyes 11: 1-4.



   Como pudimos apreciar más arriba, entre las numerosas posesiones de este rey se contaban caballos traídos de Egipto, entre otras muchísimas riquezas en bienes materiales; y además de todo eso, estaba dotado de una extraordinaria sabiduría, que aún trascendía las fronteras de su reino. Sin embargo, el lado negativo que tuvo esto fue, que el rey Salomón había hecho varias cosas que la Ley de Dios prohibía expresamente. El acumular riquezas fue sólo una de ellas; al igual que tomar mujeres extranjeras. Ahora veamos los cuatro puntos enumerados  primeramente, pero con más detalle.


1-     En Deuteronomio 17:17b dice que el que sea ungido como rey de Israel, no deberá amontonar demasiada plata ni oro para sí. Aquí el tema no es si ser rico o pobre, sino que se llama la atención acerca del acumular bienes materiales indiscriminadamente, del hacer ostentación con los mismos.


2-     Con respecto a este punto, en Deuteronomio 17: 16 dice claramente: “Pero él( el que vaya a ser rey sobre Israel) no deberá tener muchos caballos, ni hará volver el pueblo a Egipto con el fin de adquirir caballos, pues Jehová os ha dicho: No volváis nunca por este camino (Egipto).


3-     Ordena que el rey tendrá que guardar la Ley y tener una copia de ella consigo; esto para que su corazón nunca se aparte de ella. Deut. 17: 18-20. Por eso mismo, el apartarse de los preceptos de Dios fue lo que trajo tanto mal e injusticia en el pueblo.


4-     También en Deut. 17: 17 se le ordena que no deberá tener muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe. Salomón había tomado muchas esposas, las cuales eran extranjeras y adoraban sus propios dioses, lo cual este jamás impidió que ellas hicieran. Por lo tanto, las consecuencias de su permisividad no se hicieron esperar.
   
   Entonces, es que hemos visto a través de este minucioso análisis de los cuatro puntos enunciados, que el problema del rey Salomón no fue sólo el que haya acumulado tanta riqueza. Sin embargo, esto fue inicio de su caída espiritual, pero no por las riquezas en sí mismas, sino por el haberse apartado de la Ley de Dios. Esto primeramente, ya que incumplió en más de un punto, como vimos en los otros tres ítems. Todo esto trajo como consecuencia su declive espiritual- y el de pueblo de Israel-, ya que la injusticia y el desorden se hicieron sentir con fuerza dentro de los límites del reino.
   Pero lo que es importante resaltar aquí es que, no está mal tener bienes materiales sino en qué ponemos nuestro corazón, o dónde está puesta nuestra prioridad. Ahí justamente es el punto. Si nuestro corazón está puesto en obedecer a la Palabra por amor a Dios, nos preocuparemos por no desviarnos de sus preceptos. Eso fue lo que le sucedió al rey Salomón. Su problema no fueron las riquezas, tampoco lo fueron el que comprase caballos en Egipto, a aún que tomase muchas esposas. Nooo!! El asunto principal aquí fue que para él dejó de ser prioridad el agradar a Dios. ¡Su corazón se había enfriado y apartado de la Ley de su Dios! Y cuando esto sucede en la vida de alguien,-no sólo en la del rey Salomón-, se comienza a tener otras prioridades. Porque cuando Dios deja de ser nuestra prioridad, otras cosas pasan a serlo. Por eso es sumamente importante que examinemos cada día en qué ponemos nuestro corazón, y cuales son nuestras prioridades. En Mateo 6:21 dice que donde esté nuestro tesoro, allí estará también nuestro corazón. También en el versículo 33 del mismo capítulo y Evangelio de Mateo se nos insta a buscar en primer lugar el reino de Dios y su justicia, porque Él nos añadirá todo lo demás. Es decir, si ponemos nuestro corazón en las cosas de Dios, y no en la de la tierra, Él siempre nos proveerá, y nada nos hará faltar jamás.