lunes, 19 de noviembre de 2012

En la casa del Padre.



Al estar en la casa del Padre gozamos de muchos beneficios. Porque bajo sus alas siempre estaremos seguros y confiados. Estando bajo su abrigo nada nos faltará, porque Él es nuestro sustentador. Por lo tanto, la provisión está garantizada si nos ponemos en sus manos (Salmo 23:1). Por eso es tan importante que recordemos los beneficios de estar bajo la cobertura de nuestro Padre Celestial. Algunos de ellos son, como ya dijimos, tener seguridad y confianza bajo el abrigo de sus alas (Salmo 91:1-4). También el estar en la casa del Padre nos garantiza  el tener buen alimento y descanso. Esto quiere decir, sobre todo,  que disponemos de la mejor calidad de comida espiritual (Salmo 23:2). Porque como hijos de nuestro Padre Dios, debemos tener sumo cuidado con qué nos alimentamos, ya que hay mucha comida espiritual adulterada o de mala calidad, dando vueltas. La otra cosa es, que al sentirnos seguros, nuestra alma puede reposar tranquila porque sabe que está en el mejor lugar: junto a su Hacedor y Dueño del universo.

   Podemos ver en Lucas 15: 11-17 cómo Jesús da el ejemplo de alguien que  eligió salirse de la cobertura y protección, que le daba el estar en la casa de su Padre. Esto fue justamente lo que le sucedió al hijo pródigo, que quiso vivir una vida independiente de su padre, y se fue lejos. Pero las consecuencias que ello le trajo fueron de ruina y destrucción. Al verse tan solo y arruinado, recordó angustiado toda la abundancia de la que gozaba en la casa de su padre, y al ver su error, se arrepintió profundamente. Y así un día decidió regresar al lugar de donde nunca debió haberse ido.  Por eso que a través de esta historia, es que Jesús nos quiere enseñar que, del mismo modo nosotros no nos debemos salir de su casa, o cobertura espiritual. Porque al alejarnos de su amparo y abrigo, nuestra vida se vuelve errática y triste. Entonces, también nos alejamos de su voluntad  y perdemos los beneficios que el estar bajo su cobertura nos da. Tal cual le sucedió al hijo pródigo. Por eso es tan importante que nunca perdamos de vista todo lo bueno que tenemos de parte de Dios, si permanecemos en sujeción a Él. Para ser más claros, esto significa que nuestra confianza y abrigo siempre deberán estar en el Señor. Porque si perdemos de vista este principio, no habrá cobertura humana que lo pueda reemplazar, por más bonita y respetable que se vea por fuera. Con esto no quiero decir que no debamos congregarnos ni nada que se le parezca, entiéndase bien, ya que el congregarnos es parte de seguir los preceptos bíblicos. En la Biblia se nos insta a ser ordenados, ya que a Dios le agrada  el que seamos ordenados. Sabemos que el tener compañerismo con nuestros propios hermanos en la fe, el recibir buena enseñanza, etc., es muy importante para todo nacido de nuevo, ya que en Cristo somos un cuerpo y Él es nuestra Cabeza (Ef. 5:23). Del mismo modo, tampoco ignoramos que un cuerpo no puede tener dos cabezas. Por lo tanto, debemos recordar que la cabeza del Cuerpo de Cristo, es Cristo mismo. Todos nosotros, entonces, somos  sólo mayordomos, lo cual incluye a los que lideran o pastorean la congregación. Por eso, si nosotros estamos seguros que Él es nuestra cobertura, no andaremos buscando reemplazos humanos por ahí.

   Porque al tener claro todo esto que vimos anteriormente,  sabremos con certeza que estamos parados en el lugar correcto. Es decir, que sabiendo que estamos en el lugar más seguro: la casa de Nuestro Padre. Él mismo, que nos dio a Jesucristo para que pudiéramos acceder a su presencia; Él mismo, que nos dio su Espíritu Santo (Jn. 14:15-17a), el cual nos prometió que estaría siempre con nosotros, y que no nos dejaría huérfanos. Por eso, en Dios, siempre tendremos la mejor cobertura y respaldo, consuelo y fortaleza (Salmo23:1-3). Porque con Él nuestro destino será el mejor, ya que estaremos seguros y confiados, en todo tiempo.
  

sábado, 10 de noviembre de 2012

El verdadero amor.



1 Corintios 13:4-5.

   Tal como vemos en este pasaje de la Escritura, podemos apreciar en qué consiste el verdadero amor. Que es de Dios y que viene directamente del cielo. Porque tal como dice en 1 Juan 4:8 el amor es la evidencia de que realmente conocemos a Dios, de que en verdad hemos nacido de nuevo.

   En el versículo 4 del mismo 1 Co. 13 dice: “El amor es sufrido, es benigno”. Esto es que, el que tiene amor es bondadoso, ya que al ser este evidencia de que somos hijos de Dios, tendremos además la capacidad de sufrir con el que sufre, y llorar con que el que llora. El tener un carácter compasivo y misericordioso  es otra característica de un genuino hijo de Dios.

   En la segunda parte del mismo versículo 4, vemos también que el que tiene verdadero amor no es envidioso, ya que quien diga conocer a Dios no puede albergar esta clase de sentimiento, tan carnal y tan contrario a la naturaleza divina.

   El verdadero amor tampoco es jactancioso, ni se envanece (V.4c), porque el que se jacta no es aprobado por Dios (2Co. 10:18). Nuestra gloria debe estar siempre en el Señor (2Co. 10:17).

   Por eso, el que verdaderamente tiene amor “No hace nada indebido, no busca lo suyo” (V. 5a). Esto significa que nunca buscará dañar o herir a nadie intencionalmente. Del mismo modo tampoco se complacerá en lastimar, menospreciar o descalificar a nadie bajo ninguna excusa. Por el contrario, será alguien compasivo, humilde y perdonador. No será alguien que se irrite fácilmente, ni de carácter explosivo sino que tendrá un carácter manso y paciente.

   El que realmente alegue conocer o amar a Dios, no tendrá actitudes egoístas ni fuera de lugar. Es decir, que no manifestará actitudes irascibles ni será rencoroso; o que viva recordándoles el pasado a las personas siempre que se le presente la oportunidad, y así, se crea juez de su prójimo creyéndose con derecho a condenarlo.

   Porque alguien que conoce realmente a Dios, va a manifestar el carácter de Dios y no otra cosa. Por eso, al manifestar amor manifestamos el carácter de Él, y sabremos entonces que le conocemos. Y el verdadero amor que viene del Padre consiste justamente, en que las características del amor de las que se habla aquí, 1 Corintios 13: 4:5, se hagan realidad cada día más en nuestras vidas. Debemos velar siempre en eso y no descuidarnos nunca, para ser de bendición y no de tropiezo.  

martes, 21 de agosto de 2012

El fruto del Espíritu: ¿Por qué es fruto y no frutos?




   Esta es una pregunta que muchos se han hecho, inclusive yo misma. Pero cuando fui profundizando mi estudio de la Palabra, pude encontrar la respuesta.
   El principio  de la cuestión aparece aquí justamente, en este pasaje de Gálatas 5:22. El apóstol Pablo habla del fruto del Espíritu en contraposición con las obras de la carne nombradas en el versículo 19 de este mismo capítulo. Entonces aquí aparece la pregunta: ¿Por qué es fruto y no frutos? Para comenzar diremos que en algunos manuscritos antiguos de la Biblia, aparecía la palabra luz en vez de fruto en este pasaje.  También podemos añadir que en Efesios 5:9 dice: “(porque el fruto del Espíritu ES EN TODA* bondad, justicia y verdad)”. Para clarificar más el tema ver también en Colosenses 3:12-15.
     De este modo, se desprende fácilmente que cuando en la Escritura se dice fruto del Espíritu no son muchos -Aunque parezca que nombra varios porque está hablando de una serie de virtudes- porque en realidad el fruto del vivir, andar y estar en el Espíritu  es uno solo, el cual es el amor. Es decir, las virtudes que se nombran subsiguientemente en este pasaje, son consecuencia directa del tener el amor de Dios en nosotros y que sólo Él  puede dar. Es así que todo nos remite al amor, porque al ser Dios amor cuando nacemos de nuevo, Él nos da su Espíritu Santo y juntamente con este nos imparte de su virtud, de su fruto – el amor-, el cual nosotros debemos desarrollar. Por eso el Señor nos habla tanto del amor en tantos pasajes de la Sagrada Escritura. En primera Corintios 13 nos dice que no importa todo lo bueno o grande que podamos hacer, que si no tenemos amor de nada sirve todo eso. Es más, en primera de Juan 4:8 también nos habla que si no tenemos amor, nunca  hemos conocido a Dios realmente porque él es amor, y así podría seguir con muchos ejemplos más.

    Asimismo, podemos concluir que se habla de fruto, y no de frutos,  porque el apóstol Pablo está queriendo decir que la consecuencia directa de que un cristiano viva, ande y camine en el Espíritu es que este  desarrolle el fruto del amor porque al hacer eso, crecerá en todas las otras virtudes que se nombran a continuación en dicho pasaje. Porque además dice en la Palabra  que el que camina en el Espíritu, camina en la luz porque Jesús es la Luz; por lo tanto, si nosotros andamos en Sus Caminos, debemos andar como él anduvo. 1Juan 1:5-6, Juan 8:12.
   Bendecidos.
   
 * Énfasis propio.  

domingo, 3 de junio de 2012

Todo comenzó con el acumular riquezas.


 En verdad con respecto a este asunto, el problema no es el dinero, ni las cosas materiales, sino la actitud del ser humano con respecto a ellas.       Es decir, en dónde ponemos nuestro corazón. Como ejemplo de esto veremos lo que le sucedió al rey Salomón, y lo contrastaremos con lo que dice la Palabra. Porque el problema de él no fue solamente el acumular tanta riqueza; esto fue apenas el punto de inicio de su declive espiritual. Veamos los cuatro puntos siguientes:


1-     El rey Salomón acumuló muchas riquezas.
2 Crónicas 9: 27.
     
2-     Le traían caballos de Egipto.
2 Crónicas 9:28, 1 Reyes 10:28.
     
3-     Comenzó a haber injusticia en el reino.
1 Reyes 5: 13-15, 9:12-15, 12: 3-4.
 
4-     Salomón tuvo muchas mujeres, las cuales hicieron desviar su corazón. 1 Reyes 11: 1-4.



   Como pudimos apreciar más arriba, entre las numerosas posesiones de este rey se contaban caballos traídos de Egipto, entre otras muchísimas riquezas en bienes materiales; y además de todo eso, estaba dotado de una extraordinaria sabiduría, que aún trascendía las fronteras de su reino. Sin embargo, el lado negativo que tuvo esto fue, que el rey Salomón había hecho varias cosas que la Ley de Dios prohibía expresamente. El acumular riquezas fue sólo una de ellas; al igual que tomar mujeres extranjeras. Ahora veamos los cuatro puntos enumerados  primeramente, pero con más detalle.


1-     En Deuteronomio 17:17b dice que el que sea ungido como rey de Israel, no deberá amontonar demasiada plata ni oro para sí. Aquí el tema no es si ser rico o pobre, sino que se llama la atención acerca del acumular bienes materiales indiscriminadamente, del hacer ostentación con los mismos.


2-     Con respecto a este punto, en Deuteronomio 17: 16 dice claramente: “Pero él( el que vaya a ser rey sobre Israel) no deberá tener muchos caballos, ni hará volver el pueblo a Egipto con el fin de adquirir caballos, pues Jehová os ha dicho: No volváis nunca por este camino (Egipto).


3-     Ordena que el rey tendrá que guardar la Ley y tener una copia de ella consigo; esto para que su corazón nunca se aparte de ella. Deut. 17: 18-20. Por eso mismo, el apartarse de los preceptos de Dios fue lo que trajo tanto mal e injusticia en el pueblo.


4-     También en Deut. 17: 17 se le ordena que no deberá tener muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe. Salomón había tomado muchas esposas, las cuales eran extranjeras y adoraban sus propios dioses, lo cual este jamás impidió que ellas hicieran. Por lo tanto, las consecuencias de su permisividad no se hicieron esperar.
   
   Entonces, es que hemos visto a través de este minucioso análisis de los cuatro puntos enunciados, que el problema del rey Salomón no fue sólo el que haya acumulado tanta riqueza. Sin embargo, esto fue inicio de su caída espiritual, pero no por las riquezas en sí mismas, sino por el haberse apartado de la Ley de Dios. Esto primeramente, ya que incumplió en más de un punto, como vimos en los otros tres ítems. Todo esto trajo como consecuencia su declive espiritual- y el de pueblo de Israel-, ya que la injusticia y el desorden se hicieron sentir con fuerza dentro de los límites del reino.
   Pero lo que es importante resaltar aquí es que, no está mal tener bienes materiales sino en qué ponemos nuestro corazón, o dónde está puesta nuestra prioridad. Ahí justamente es el punto. Si nuestro corazón está puesto en obedecer a la Palabra por amor a Dios, nos preocuparemos por no desviarnos de sus preceptos. Eso fue lo que le sucedió al rey Salomón. Su problema no fueron las riquezas, tampoco lo fueron el que comprase caballos en Egipto, a aún que tomase muchas esposas. Nooo!! El asunto principal aquí fue que para él dejó de ser prioridad el agradar a Dios. ¡Su corazón se había enfriado y apartado de la Ley de su Dios! Y cuando esto sucede en la vida de alguien,-no sólo en la del rey Salomón-, se comienza a tener otras prioridades. Porque cuando Dios deja de ser nuestra prioridad, otras cosas pasan a serlo. Por eso es sumamente importante que examinemos cada día en qué ponemos nuestro corazón, y cuales son nuestras prioridades. En Mateo 6:21 dice que donde esté nuestro tesoro, allí estará también nuestro corazón. También en el versículo 33 del mismo capítulo y Evangelio de Mateo se nos insta a buscar en primer lugar el reino de Dios y su justicia, porque Él nos añadirá todo lo demás. Es decir, si ponemos nuestro corazón en las cosas de Dios, y no en la de la tierra, Él siempre nos proveerá, y nada nos hará faltar jamás.

      

miércoles, 4 de abril de 2012

En presencia de mis enemigos.

En presencia de mis enemigos,
Oh Dios, tú me has levantado.
Mi cabeza unges con aceite.
Llenas mi vida con tu poder
Y pones en mi boca alabanza.
Delante de los que me afligían
Tu mano de misericordia
Se ha extendido a mi favor.
Delante de los que mi mal deseaban,
Tú secaste mis lágrimas
Y me sostuviste.
En presencia de mis angustiadores,
Tú me haz bendecido grandemente.
Has multiplicado mi gozo,
En presencia de los que querían
Verme por siempre en tristeza.
Tu mano en todo tiempo me sostiene,
Y tu gracia nunca se ha ido de mi vida.
Porque tú, oh Dios, has levantado mi cabeza,
En presencia de mis enemigos.

Silvia Carrizo
    

Papá te lleva en sus brazos.

   No temas. Papá te lleva en sus brazos y te cubre con su manto.
   Ya no estés triste, Él te consuela y enjuga tus lágrimas.
   Ya no te sientas solo, Él siempre está a tu lado.
    Si lloras, Él contigo se duele. Y si ríes, Él también reirá.
    Si acaso te caes, Él te levantará.
    Si te lastimas, Él con amor vendará tu herida.

    No temas. Papá te llevará en sus brazos cuando a ti te falten las fuerzas para caminar, y su mano fuerte siempre te sostendrá.
    En lo peor del desierto también te guardará; aún del rayo del sol, de las víboras o las fieras; de todo peligro tu vida protegerá.

    A lo largo de todo el camino, Papá nunca te abandonará. En todo momento caminará a tu lado, y te guiará. Así sea que por el fuego o por el agua vayas, Él te guardará y nadie te podrá hacer mal.

    A tu Tierra Prometida Papá quiere llevarte, y todo lo mejor poder darte. Ahora y siempre.

    En todos los días de tu vida, Él siempre a tu lado permanecerá.
    Papá en todo tiempo contigo estará. Siempre sus brazos estarán dispuestos a abrazarte, su corazón  a perdonarte cuando fallas, porque su misericordia nunca se agota. Y Papá siempre te levantará en sus brazos en lo más difícil del camino, con ternura y bondad.
    Papá con tierno amor cuida de ti, porque a tu lado Él siempre está. En cada  momento de tu vida, en cada día, en cada instante, y por toda la eternidad.

   Referencias bíblicas: Salmo 91:4-6,10-13; Is. 43:2.

   

Un tiempo de nuevos comienzos.

Anteriormente había hablado en que hoy y ahora es tu temporada, tu tiempo para brillar. Sin embargo, lo que en el día de hoy quería decirte es que más allá de cómo te haya ido en el pasado,  Dios te dice una vez más que hoy es tu tiempo para comenzar de nuevo. No importa la cantidad de veces que lo hayas intentado antes, ni tampoco que ya hace rato te hayas rendido y tirado la toalla. Al Señor no le interesa eso sino que él quiere que tú te levantes y comiences de nuevo. En el Salmo 118: 24 dice que este es el día que Dios hizo para nosotros, y que Él quiere que nos alegremos y gocemos en él. Con esto quiero decir que la confianza en el Señor debe ser motivo de gozo y paz para nosotros. En este tiempo de nuevos inicios, esta confianza en Dios debe ser alimentada en nuestras vidas y dejar que Él dirija cada paso que demos. Esta es la hora en que tu vida puede experimentar cambios profundos que determinarán tu futuro. Y es un buen tiempo para comenzar nuevos proyectos, y caminar en victoria como vencedores que somos en Cristo.
   Más aún, es el tiempo y la hora además, de completar lo que uno ya haya  iniciado con anterioridad. Nunca es tarde. Para Dios nunca es tarde si uno está dispuesto a ponerse en sus manos y así ser un instrumento de honra para él. Porque lo bueno no sólo es empezar algo sino también finalizarlo; no dejarlo por la mitad ni hacerlo a medias. Porque este es el tiempo de lo completo, de lo pleno. Y el deseo del corazón de Dios siempre fue que pudiéramos alcanzar nuestro destino en Él. Recuerda que en Cristo todo lo podemos, y que cuando estemos cansados él nos dará fuerzas como las del búfalo. (Fil. 4:13, Salmo 92:10)
    Cuando digo que este es un tiempo de nuevos comienzos significa que esta es tu hora y tu oportunidad para comenzar proyectos nuevos, mirar adelante y dejar atrás el pasado. Este es tu tiempo para comenzar de nuevo. Porque Dios en esta hora quiere cambiar tu lamento en baile, quitarte las ropas ásperas de la tristeza y vestirte con atuendos de alegría. (Salmo 31:11). Esta es tu hora para que revivan esos sueños que quedaron muertos dentro de ti, para que avances en victoria, para que nunca permitas que nada ni nadie pueda matar todos esos anhelos y sueños que Dios ha puesto en tu vida. Recuerda que para comenzar de nuevo nunca es tarde. Por lo tanto, la edad tampoco debe ser un impedimento para que puedas hacerlo; sino fíjate en las historias de Abraham o Moisés, por nombrar sólo dos.
    Por eso, decreta en el nombre de Jesús que hoy sea un nuevo comienzo en tu vida. No dejes que nada te detenga. ¡Avanza! Más aún, haz que cada día pueda ser un nuevo comienzo y  Dios siempre lo hará nuevo para ti. Bendecidos.
  



lunes, 12 de marzo de 2012

Saliendo de la cueva.

Si hay algo que hoy se nos demanda es mantener nuestra confianza en el. O  decimos tener esa confianza pero a la hora de la verdad no solo cuando todo va mal a veces cuando todo va bien terminamos no confiando en El o dependiendo solo de el.
   Israel dice que se hizo cuevas a causa de madianitas y a pesar de eso igual los robaban, los saqueaban, no les dejaban nada, y eso solo por haber dejado de confiar en ese Dios que los saco de Egipto con mano fuerte, los alimento cada día en el desierto con un alimento nunca antes visto y que no podían guardarlo porque esa era la orden ya que al otro día Dios les daría una vez mas su provisión, era para que confiaran en lo que les prometió.
   Cuanto nos parecemos a ese pueblo , decimos confiar en el pero a la vez dudamos de que mañana a estas horas algo sucederá, nos hacemos cuevas , nos encerramos en nuestros propios conceptos y argumentos llenos de religión y pura humanidad. Lo interesante es que el enemigo esta enterado de lo que encerramos en nuestra cueva por eso hay derecho legal para tocar lo que es nuestro.
   Lo del reino comienza con algo que nos hemos olvidado: arrepentimiento. Creemos que eso solo lo teníamos que hacer el día que nos entregamos y no nos damos cuenta que para cada día necesitamos un arrepentimiento , un cambio en nuestra manera de pensar y de creer para actuar en base de lo que ya se me prometió.
   Este es el tiempo de aprender a confiar plenamente en Dios, ya que Jesús nuestro camino a seguir nos mostró como debemos confiar.
   La mayor tentación no la tienes cada mañana en tu trabajo o en la calle, la tienes frente tuyo cuando tienes que decidir en creerle a Dios o a las circunstancias, o de entender que tengo que darle cada día la gloria a el por todo lo que tengo porque de su mano llego para mi.
  Confianza, fe, dependencia total, arrepentimiento.
Sal de tu cueva no abrigues mas esas cosas que solo hacen que el mundo espiritual vea tu condición y que el enemigo de nuestra alma tenga derecho como los madianitas de robarte lo que por derecho es tuyo.
Te bendecimos. 
Pastores  Julio y María Rosa De León.
Ministerio Jesús la Puerta Abierta.
www.jesuslapuertaabierta.org

miércoles, 7 de marzo de 2012

Lo que implica el servicio.

El servicio a Dios es un  privilegio y una bendición que Él nos concede. Es muy importante que tengamos presente eso. Por lo tanto el servicio es algo que debemos hacer por amor de Su Nombre- Y de las personas, ya que esto es la evidencia visible que lo amamos a Él- con agradecimiento y humildad de corazón.
  
   Básicamente el servicio es un privilegio que Dios nos da de poder bendecir a otros a través del don que hemos recibido de Él. (1 Pedro 4:10). Porque los dones son un regalo del Padre para nosotros.

   El poder servir dentro del cuerpo de Cristo, entonces, implica oportunidad y responsabilidad. Esto es, la oportunidad de ser útil a su obra, para la edificación de la iglesia. (EF. 4:12). Oportunidad también es el poder estar en una congregación donde el cristiano pueda desarrollar lo que Dios le ha dado con libertad. Porque sólo donde hay libertad el Espíritu de Dios podrá moverse y fluir en bendición.

   En lo que respecta a la responsabilidad, podemos ver que es algo que el Señor se lo toma muy en serio. Por lo tanto, lo mismo debemos hacer nosotros. Porque Dios cuando nos da algo, es para que lo utilicemos bien y no para que seamos negligentes ni mediocres en lo que hagamos. (Mateo 25:22-30). No seamos como el siervo negligente, sino como los otros siervos que cumplieron con su tarea.

   Otra implicación muy importante en lo que estamos viendo es, estar donde Jesús está y seguirlo a Él. (JN. 12:26). Esto quiere decir que quien sirve siempre está cuando se lo precisa, y no pone excusas. Una actitud de amable disposición, capacidad para trabajar en equipo, y estar en el momento preciso y en el lugar indicado son algunas de las cosas de mucho valor a la hora de encaminarse al servicio.

   Otro punto a tener en cuenta- y que está estrechamente relacionado con el anterior- es tener una actitud correcta.  Esto es, el ser humilde  de corazón, ser una persona íntegra en todas las áreas de la vida todo el tiempo, ser amables con la gente, etc. Porque a Dios no le gusta cuando alguno se vuelve vanidoso, soberbio, y que rivaliza y compite con los demás. (Filipenses 2:37; 1 Corintios 9:19). A Dios tampoco le agrada cuando ve que los cristianos sirven por jactancia o vanagloria, o que tienen una determinada posición de autoridad y abusan de ella.  Por eso el tener un corazón de siervo, sumiso, amable, que está dispuesto siempre a ayudar en lo que haga falta, y que no busca los primeros lugares ni elevarse sobre los demás (Mateo 20:27-28; Lucas 17:10).  Porque como bien dice el Apóstol Pablo en  Filipenses 2:4 “Porque el servicio no es para provecho propio, sino para ser de bendición a otros”. Por lo tanto, el que no haya comprendido desde un principio esto, quiere decir que todavía no ha entendido nada.

   Algo que tampoco debe quedar afuera en este tema, es que el ser un buen siervo involucra directamente el ser un buen administrador (1Pedro 4:10). Un siervo negligente será un mal administrador; del mismo modo el que fue fiel en lo que se le encomendó, fue aquel que supo administrar correctamente los recursos de su Señor y fue compensado por eso.

   Porque el servicio a Dios, el ser un buen siervo trae favor y recompensa de parte de Él. No lo olvidemos. (JN. 12:26b). Nuestra recompensa viene del Señor, no de la gente. Por eso el servirle a Cristo siempre trae las mayores bendiciones.

   

martes, 6 de marzo de 2012

Paz en la tormenta.

Aunque suene extraño para el común de las personas; nosotros, como cristianos,  sabemos que aún en el medio de la peor tribulación o tormenta podemos tener la paz de Dios en nosotros. Es decir, la confianza depositada en que el Señor es lo suficientemente fuerte y poderoso para librarnos de cualquier circunstancia por más adversa que esta sea. Su brazo siempre está extendido para  ayudarnos porque grande es su poder y no tiene límites.

   Podemos ver, por ejemplo, en el libro de Mateo  8: 23-27 como Jesús calma la tormenta por más que esta era sumamente fuerte. Esto nos hace comprender como él tiene el control aún sobre la naturaleza. Su poder y autoridad no tiene límites. Por eso también reprendió a los discípulos por causa de la falta de fe que ellos demostraron al dejarse invadir por el temor. Porque el Señor en todo tiempo nos podrá ayudar, pero siempre de acuerdo a nuestra medida de fe. Además vemos en Mateo 14:22-32 que Jesús hace caminar a Pedro sobre el mar. Asimismo apreciamos aquí que, mientras Pedro mantenía los ojos en Jesús, caminaba firme sobre el agua; pero, apenas los quitó comenzó a hundirse. Tanto era lo que se hundía, que el Señor tuvo que extender su mano y sacarlo.

   Todo esto nos enseña que mientras mantengamos los ojos puestos en Jesús, no va a haber tormenta que nos volteé. Porque en Cristo podremos tener paz y confianza en que Él nos sostendrá en todo momento. Esto es, si permanecemos enfocados y conectados con él. También vemos, en el pasaje antes nombrado, que en cuanto Pedro quitó los ojos de Jesús, vio que estaba parado sobre el agua y tuvo miedo, y ahí mismo comenzó a hundirse. Del mismo modo, si nosotros sacamos la vista de Jesús, y comenzamos a mirar el agua de los problemas en vez de mirarlo a él, sucederá que nos entrará el temor y la duda, y comenzaremos a hundirnos. Pero aún así, si nosotros reaccionamos y clamamos a él, el Señor en su misericordia  extenderá su mano a favor nuestro y nos sacará del lodo cenagoso de las circunstancias adversas. Por eso es muy importante que nunca le demos lugar al temor ni a la duda que el enemigo querrá sembrar en nuestras vidas. Mantengamos siempre la mirada en Cristo en todo tiempo. Confiemos en él siempre, que su poder y misericordia jamás se agotarán. Creamos a su Palabra que es fiel y verdadera, que nunca falla ni miente. Recuérdalo.

      Por último, veamos que en Isaías 43:2-3,5,16,19b dice:

   “Cuando pases por las aguas yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás ni la llama arderá en ti.”

   Hermosa palabra en  verdad. Por eso cuando creas que tus circunstancias son tan terribles y que las tormentas en tu vida arrecien, recuerda al Dios en que tú crees y clama a él. Porque el Señor es el mismo siempre y su brazo extendido te sacará aún de lo más profundo y te levantará.
   

lunes, 27 de febrero de 2012

Un quiste en el cuerpo

   La joven y hermosa novia estaba preocupada por lo que le acababan de descubrir los doctores. Ella pensaba en su boda tan próxima  y le inquietaba sobremanera ese molesto quiste que reflejaban las radiografías recientes. Por más que los médicos le dijesen que no era algo grave, que no era cancerígeno; y que, si con el tiempo no se iba solo le darían medicación  para que este se disolviera. A ella, sin embargo, esto era un asunto que la inquietaba por demás. Venía entonces a su memoria, como ella siempre se había cuidado tanto en todo, incluida su salud física. Hacía poco menos de un año atrás se había realizado diversos chequeos, hasta de la misma zona donde se alojaba dicho quiste. Por eso no podía comprender ahora cómo en tan poco tiempo se le hizo ese quiste de tamaño mediano en su saludable cuerpo. Aunque los médicos le asegurasen que todo eso que ella argumentaba, era bueno que se hiciera, aún así eso no garantizaba  que no se formasen quistes. Más aún, le recordaban el beneficio del chequeo periódico, y el diagnóstico precoz, en el posterior tratamiento de este tipo de quistes y otros problemas similares. Sin embargo, a la joven mujer no había explicación que la conformase.

   Asimismo, no pasó mucho tiempo cuando los doctores resolvieron finalmente, darle medicación para que dicho quiste se disolviera. Pero transcurrido cierto tiempo estos vieron con asombro no sólo que el quiste no estaba disuelto, sino que este había crecido unos milímetros y su consistencia se había vuelto más resistente a los medicamentos. La mujer entonces, insistió una vez más ante ellos que el asunto era más grave de lo que parecía; y remarcaba  lo molesto que el susodicho quiste  fue desde un principio, y además insistía en que últimamente se le había vuelto insoportablemente molesto. Esto era algo que la tenía tan fastidiada que prácticamente les ordenaba con vehemencia a sus doctores que se lo extirpasen con urgencia, lo más pronto posible. Es que la joven novia quería llegar a su boda sin nada que la estorbase. Aún así, los que la debían curar le decían que no era para tanto, que podía casarse igual, y que si acaso le dolía o molestaba, que se tomase un calmante y listo. Más aún, hasta hubo gente de su familia que la acusaba de estar obsesionada con el quiste que tenía en su cuerpo; le decían que a tanta gente le sucedía lo mismo y que vivían lo más bien, que no andaban quejándose como ella todo el tiempo. Hasta algunos de sus hermanos le habían llegado a decir que mientras el quiste no le manchase el vestido el vestido blanco de novia, que no tenía de qué preocuparse. Horrorizada, entonces, la joven doncella pensó que como chiste eso era de pésimo gusto. Pero no era chiste, sus hermanos hablaban en serio y ella enseguida se dio cuenta. Podríamos decir así que … rápida de reflejos tomó en su corazón la determinación de ir a primera hora del día siguiente al centro especializado para que le extirpen el molesto quiste de una buena vez, ¡Y listo! Fin de la historia.

   Pero el fin de la historia es en verdad otro, ya que la novia del relato es la Iglesia, y la Iglesia somos cada uno de nosotros. Esto significa – a la luz de la palabra de Dios- que la novia debe estar pura y sin mancha, por dentro y por fuera. Libre de toda contaminación e inmundicia, por más pequeña que esta parezca. Aunque no se vea a simple vista, aunque sea tan minúscula  como un quiste.
   Referencias bíblicas: Ef. 5:27, Ap. 21:2).
  
  SILVIA ‘12

lunes, 6 de febrero de 2012

Asegúrate de guardar tu corazón. (Parte 3)

   Cuando nos preocupamos tanto por los títulos y cargos de las personas-en la iglesia sobre todo-, y le damos desmedida importancia a eso; mas aún, cuando en eso basamos nuestro concepto de respeto a la  autoridad, y líderes dentro de la iglesia, ENTONCES... ¡NOS ESTAMOS PREOCUPANDO POR LAS FORMAS!
    Porque el respeto a la autoridad no pasa por los títulos, o como llames a una persona, SINO POR TU CORAZÓN DELANTE DE DIOS. Precisamente el problema no está en que llames a alguien en la iglesia por su título o función dentro de la misma, o si lo haces por su nombre de pila, o por su diminutivo, el tema es…la intención o lo que hay en tu corazón cuando realizas dicha acción. La preocupación tan desmedida por esto, tal como yo vengo observando últimamente, es el quid del asunto, porque es lo que evidencia un exacerbado cuidado por las formas, lo exterior, las apariencias. Estos son sólo algunos ejemplos pero que nos van a servir para evaluar cómo andamos con nuestro corazón. ¿En verdad lo estamos cuidando como nos manda la Palabra? ¿O muchas veces nos preocupamos por formas y cosas externas aún al alto precio de herir a tu hermano, por el cual Cristo también murió? Por eso mismo les dejo esta palabra, para que podamos reflexionar sobre esto, y que cambiemos lo que haya que cambiar de nuestra vida, y que no nos descuidemos con esto. Recuerda que nada hay superior o más importante que cuidar nuestro corazón. No vale la pena que lo contamines o dañes por cuidar otras cosas que además están fuera de la voluntad de Dios, y que no sirven. Recuerda: tu vida es preciosa delante de Dios. Por eso guarda tus pensamientos, tu espíritu, tus ojos y tus oídos de todo lo que no conviene (Prov. 4:24-27). Cuida lo que ves, lo que oyes, camina en rectitud, y no te apartes del buen camino de Dios. Porque todo esto es cuidar el corazón, por sobre toda cosa que guardes. ¡Amén!

Asegúrate de guardar tu corazón. (Parte 2)

   Entonces, como dijimos anteriormente, analicemos cómo sería nuestra reacción  al presentarse algunas de las siguientes situaciones:
    
   Cuando en lugar de darle alguna palabra de aliento a una persona afligida por un problema,  LA CONDENAMOS Y ENCIMA LE METEMOS CULPA; Y COMO SI FUERA POCO LE DECIMOS QUE DEJE DE HABLAR DE SU PROBLEMA, ¡Y QUE MANTENGA LA BOCA CERRADA!  ESTAMOS GUARDANDO LAS FORMAS.
   Cuando le hacemos "la cruz" a alguien, por conflictivo, rebelde o problemático...Y LO
DEJAMOS DE LADO...¡¡SEGUIMOS GUARDANDO LAS FORMAS!!
    Cuando decimos que está mal el chisme, la murmuración, etc, etc, pero... HABLAMOS MAL DE ALGUIEN QUE NO ESTÁ PRESENTE PARA DEFENDERSE, Y ADEMÁS LES DECIMOS A LOS DEMÁS QUE NO "SE JUNTEN CON ESA PERSONA". HERMANOS MÍOS: ¡¡GUARDAMOS LAS FORMAS!!
                                                                                                                                                                               
         Además  uno podría preguntarse con qué criterio juzgan si alguien es de una manera u otra, o con qué autoridad les dicen a los demás con quien deben  o no juntarse, como si fuera que ellos tuvieran alguna iluminación o poder especial que los demás no poseemos, y que por eso mismo se creen con derecho a tratarnos como a niños inmaduros. Se ponen en jueces de otros cuando Dios no nos llamó a juzgar, sino a restaurar, a levantar al caído, y a caminar en amor.

   Si decimos que somos fieles y leales a los líderes y al ministerio, también deberíamos preocuparnos genuinamente por el hermano que tenemos cerca, y está sufriendo; porque así seremos fieles y leales NO SÓLO CON ESA PERSONA SINO ADEMÁS PARA CON DIOS (QUE ES LO QUE EN VERDAD IMPORTA). PORQUE SI NO HACEMOS ESTO, HEMOS CAMBIADO LAS PRIORIDADES Y…¡¡¡ ESTAMOS CUIDANDO LAS FORMAS!!! ¿SI? ¡SI, MI HERMANO! ¡SI, MI HERMANA!
   Cuando nos preocupamos tanto por alguien enojado o dolido,
pero por lo que este(O esta) pueda decir por Facebook, Twitter, o lo que sea, Y QUE ASI SE PUEDAN ENTERAR LOS DEMÁS DE COSAS QUE QUEDARÍA MAL QUE SE ENTEREN "OTROS"... ¡ESTAMOS GUARDANDO LAS FORMAS!



    


  

Asegúrate de guardar tu corazón. (Parte 1)

Si decimos que lo que más nos importa guardar es el corazón, como bien dice la palabra (Prov.4:23), entonces examinémonos a través de ella, y veamos cuán cierto es eso. Es decir, que debemos asegurarnos de estar en verdad, guardando nuestro corazón…y no otras cosas. Aunque suene extraño o parezca algo obvio, vamos a ver que no siempre es tan así.
   Guardar nuestro corazón quiere decir, en otras palabras, mantenernos apartados de toda cosa que desagrade a Dios, de no permitir que entren a nuestro ser nada que nos haga mal o nos contamine; esto es, por otra parte, llenarnos de las cosas que sí agradan a Dios, como el meditar en sus preceptos, por ejemplo.
    El problema viene cuando dejamos de guardar el corazón, tal como Él nos manda y comenzamos a guardar- o preocuparnos más- por otras cosas. Suena fuerte por ahí, pero como es algo que va sucediendo lentamente y no de un momento a otro, es muy fácil que no nos demos cuenta de eso y creamos que todo está lo más bien en nosotros. Cuando nosotros dejamos de lado lo esencial, lo que realmente vale la pena, es ahí que entramos en un terreno peligroso. Y esto es así por que al dejar de lado el corazón, lo espiritual, nos entramos a preocupar por el afuera, por las apariencias, por el que las cosas se vean bien, por el aspecto exterior, del mismo modo que lo hicieron los fariseos en los tiempos de Jesús (MT. 23). Esto es cuidar las formas, lo exterior, y causa por la cual Jesús los reprendió tan duramente. En los versículos 25-28 del mismo Mateo 23 vemos las duras palabras con que Jesús los reta a estos.  El Señor los llama sepulcros blanqueados, hipócritas, que limpian lo de fuera del vaso y del plato, y que por dentro están llenos de iniquidad y de injusticia. Les preocupaba tanto la apariencia, el verse justos y respetables ante la gente que se habían olvidado de su corazón, el cual ya no era limpio delante de Dios. Debemos tener en cuenta que cuando nos preocupamos tanto por guardar las formas-tal como lo hacían los fariseos- siempre habrá gente a la que terminaremos lastimando. Y así es aunque a algunos no lo quieran ver. A lo mejor alguien pudiera decir: “Pero yo no soy como esos fariseos, yo guardo mi corazón Yo no lastimo a nadie”. Bueno, veamos. Analicemos el asunto un poco más de cerca, y sencillito, al presentarse algunas de  las siguientes situaciones en tu vida.

lunes, 23 de enero de 2012

Esta es tu temporada

   Lo que quiero decirte hoy es que este es tu día, y tu tiempo para la victoria. Es importante que puedas creerlo. Porque vendrá el enemigo- o gente bien intencionada pero usada por el enemigo-  a ti para decirte cosas en contrario. O a veces pueden ser pensamientos de derrota que el diablo querrá instalar en tu mente, pero no debes hacer caso ni darle lugar a ningún pensamiento negativo. Recuerda siempre que los pensamientos de Dios para cada uno de nosotros, son pensamientos de bien, y no de mal (Jer. 29:11). En Cantar de los Cantares declara esta palabra que han brotado las flores en la tierra, que el tiempo de la canción ha venido (Cap. 2:11-12). Esto significa que lo mejor de Dios viene para tu vida hoy. Será tu tiempo de florecer y de cantar. Será tu tiempo de bendiciones sin igual.

   Esta es tu mejor temporada, porque hoy es el día de tu jubileo. Hoy es el día en que recuperas todo lo que has perdido. Esta es la hora en que tendrás restitución en todas las áreas de tu vida. Serás levantado y bendecido como nunca antes, porque Dios lo hará todo nuevo en tu vida, como nunca se ha visto anteriormente (Is. 43:19).

   Hoy es el tiempo en que el Señor ha abierto una puerta grande para ti, que nadie la podrá cerrar (Ap. 3:8). Por eso mismo en este día tú serás cabeza y no cola. Tus días malos son historia. Nunca más volverás a estar abajo.

   Asimismo en este tiempo, las ventanas de los cielos están abiertas para ti. Porque has creído y obedecido a su Palabra, la bendición siempre te seguirá.
Serás bendito en todo. En lo espiritual y en lo material, nada te faltará. Porque Dios te suplirá en todo, para que puedas llegar a ser de gran bendición y así cumplir su propósito en tu vida.

  Por eso ¡alégrate! Porque el día de tu jubileo es hoy, el día de tu bendición y tu victoria sin igual. En esta hora  serás levantado y recuperarás con creces lo perdido. Recuerda, hoy es el tiempo en que Dios te levanta y te pone en alto. Tu mejor temporada es hoy. Él convierte tus lágrimas en cantos de regocijo.

La verdadera obediencia. (2ª parte)

   Siguiendo con la lista, 5-NO ES  obedecer, en el sentido que la Biblia enseña, hacerme partícipe o cómplice, de cualquier clase de chismes o habladurías malintencionadas acerca de los hermanos; más aún, de tomar una posición pasiva ante todo esto, y aún permitir, -o permitirme- prestar oídos a cualquier clase de infamia, calumnia, difamación o acusación falsa acerca de alguien por el cual Cristo también murió. Todo esto, claro, siempre muy bien disfrazado de “argumentos” “espirituales”. 6-TAMPOCO es obediencia, vale aclarar, el que alguien – sin importar el cargo o título que tenga dentro de la iglesia- te CONMINE O COACCIONE,  para que tengas determinadas actitudes hacia ciertas cosas o personas; sin importarle que esto pueda ir contra la Palabra de Dios. Es decir, para que se entienda bien, que por ejemplo un líder o pastor diga, o te diga directamente: “No te juntes con el hermano Fulano o Mengano, porque está en rebeldía”, o influenciarte sutilmente para que no lo hagas, o para que no hables con determinadas personas; a veces hasta el punto de que termines siendo descortés con los hermanos, en nombre de una sujeción muy mal entendida. Asimismo podría seguir extendiéndome mucho más, y dando algunos ejemplos más de estos desastres, pero ahora me detendré aquí.

   De este modo podemos ver que obedecer es hacer lo que Dios quiere que hagamos. Es buscar agradarle y hacer su voluntad, sin importar el costo que esto traiga. Justamente esto es lo que hicieron Pedro y los apóstoles al ser amenazados por el liderazgo religioso de aquel entonces, para que no continuaran hablando en el nombre de Jesús (Hechos 5:24-29). En este último versículo está la respuesta: “Es necesario obedecer a Dios ANTES que a los hombres”. Aún más, vemos en el capítulo anterior del mismo libro de Hechos, pero en el versículo 19, que dice: “Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros ANTES  que a Dios”.  Por eso mismo, el reino de Dios no es para los cobardes sino para los valientes que están dispuestos a pagar el precio. ¿Qué cual precio? El precio de conocer y practicar la verdadera obediencia a pesar de todo. Nada más y nada menos. Consiste esto en: guardar nuestro corazón de toda cosa que al Señor no le agrada, leer y meditar en la Palabra diariamente, no descuidar nuestra intimidad o comunión con el Señor, tener compañerismo con nuestros hermanos en la fe –es decir, congregarnos-;y, por sobre todas las cosas, crecer y desarrollarnos en el amor que viene de Dios. En todo esto, consiste la verdadera obediencia. Bendecidos.

 

La verdadera obediencia. (1ª parte)

   Hoy en día pareciera que la palabra obediencia está de moda. Muchos se llenan la boca hablando de ella, pero la mayoría de las veces desconocen su real significado. Creen que obedecer significa lo que ellos dictaminan que signifique. Estos en verdad, utilizan la obediencia como una excusa para que las personas se les sometan sin protestar, y SIN CUESTIONAR. Ignoran, o prefieren ignorar, cuando Jesús- justamente hablando de la autoridad en el reino de Dios- dijo que “entre vosotros no será así” (Mt. 20:26a). Refiriéndose a este tema siguió hablando aún más claramente “el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor.”(V.26b).

   Al indagar sobre esto veamos primero la definición de autoridad según el diccionario, la cual es: “Potestad, facultad de mandar y hacerse obedecer. Persona que la ejerce.” En cuanto a la palabra obedecer (obediencia), encontramos que es: “1. Cumplir lo que otro manda. 2. Responder algo a la acción que sobre ello ejerce alguien o algo.” Por lo tanto, es un asunto simple de entender. Pero… ¡Oh, sorpresa! Relacionada a esta palabra, también aparece otra más contundente: SOMETER. Al buscar en el diccionario vemos que tiene tres acepciones: “1. Sujetar, humillar a alguien. 2. Hacer que una persona o cosa reciba o soporte cierta acción. 3. Subordinar la voluntad o el juicio a los de otra persona.” Entonces, me viene a la mente otra que suena todavía más terrible: DESPOTISMO, la cual significa,-según el diccionario: “Autoridad absoluta no limitada por las leyes. /  Abuso de poder o fuerza.”  Y es justamente ahí donde comienzan los problemas, en cuanto aparece en escena el abuso.  De este modo vemos que el problema NO es la autoridad, NO es el poder; tampoco la obediencia (Porque si en verdad lo fuera, estaríamos ante otro tipo de conflicto; muy grave por cierto, pero que no un tema que tocaremos en esta ocasión.). La cuestión que molesta, y mucho, es el Abuso. Como vimos líneas más arriba, el abuso de poder o fuerza. Esto es, cuando el uso se convierte en abuso. Recordemos las palabras de Jesús: “Los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad.” (Mt. 20:25). Y sigue diciendo luego: “Pero entre vosotros NO SERÁ ASÍ, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor “(V. 26). Lo que aquí quería Jesús que nosotros entendiésemos, era que esto no tenía que ser así en el reino de Dios. Por algo Él dijo que su reino no es de este mundo. Con esto quiso decir que dentro de su reino no se debía usarse o regirse por principios del
sistema del mundo, que viven sin Dios. Esto es, que no debemos enseñorearnos de las cosas o de las personas, como si ellas fueran propiedad nuestra. Ellas no nos pertenecen; Dios nos las dio en mayordomía, para que nosotros las cuidásemos hasta que Él vuelva. ¡Recuerden eso! Entonces, ¿por qué nos apropiamos de las personas (y pensamos que son cosas), y buscamos someterlas a nuestra voluntad a como dé lugar?

   Es verdad que nos debemos someter, pero a Dios como dice en Santiago 4:7. Ahí vemos que someternos a Dios implica seguir sus palabras, es hacer lo que Él nos diga que hagamos. Todo esto además implica, someterme a las autoridades y leyes civiles (Ro.13: 1-6). En cuanto a la vida en la comunidad de la iglesia, nos insta a estar sujetos a nuestros pastores, líderes, ancianos (1Pe. 5:5; He. 13:17). Pero también es importante resaltar que en 1 Pe. 5: 1-3 les habla Dios,-a través del Apóstol Pedro- a los ancianos (líderes, pastores), como deben ejercer esa autoridad. Porque esto no es de cualquier manera; asimismo, no es con los parámetros del mundo ni tampoco se trata de “mezclar los parámetros”, alternando los mismos según nuestra conveniencia. Como dice en el versículo 2 es “Apacentad (Apacentado) la grey de Dios, cuidando de ella, NO POR FUERZA, sino voluntariamente” y, “no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplo” (V.3). Porque de lo contrario dicha autoridad será resistida (3 JN 9-10). Meditemos cuidadosamente en estos versículos. A través de la Palabra podemos ver que la obediencia debe ser como Dios manda y no como a nosotros nos parece. Para aclarar mejor este punto, primero diré lo que NO ES obediencia. Entonces, obediencia (sujetarse, someterse, etc.), NO ES 1- Someterse CIEGAMENTE a todo lo que el líder prescribe u ordene unilateralmente. 2- NO Es decirle SI a TODO lo que este diga, para no contrariarlo, porque como él es el que tiene autoridad, yo debo siempre obedecer SIN CUESTIONAR. 3- NO ES, tampoco, acatar CUALQUIER orden que este me imparta, sin siquiera ANALIZARLO (AUNQUE SEA MÍNIMAMENTE),  a la luz de la Palabra…¡¡y del sentido común!! 4-Obediencia TAMPOCO implica- ¡de ninguna manera!- dejarme maltratar o manipular por NADIE, por más que se diga líder, pastor o ungido. Porque quien verdaderamente lo es, no practica tales cosas.

  

lunes, 16 de enero de 2012

Como generar un ambiente de bendición.

Como cristianos, tenemos muchas oportunidades de ser de bendición a los que nos rodean. Es decir, que en lugar de tener la misma mentalidad de los que no tienen a Dios y quejarnos de lo mal que andan las cosas, podemos ser luz y testimonio en medio de ellos (Ef. 5: 6-11). Entonces, en lugar de acoplarnos al discurso negativo del mundo, nosotros, como hijos de Dios hagamos la diferencia. Por lo tanto, en cualquier lugar que estemos procuremos generar una atmósfera de bendición. En toda circunstancia busquemos aportar cosas buenas y no de las otras (Ef. 5: 1-5). Así sea una palabra de ánimo, de ayuda a alguien, o lo que fuera; lo importante es la actitud con que lo hagamos.

   Así, si uno anhela ser de ayuda o bendición, no es algo que sea  muy rebuscado o difícil de hacer. Tenemos muchas maneras de generar un ambiente de bendición en donde sea que estemos. Aunque para lograr este cometido debemos primeramente, generar nosotros una atmósfera agradable con nuestras actitudes y hechos, lo cual tienen origen en una mentalidad renovada con la Palabra, ya que de otro modo no funciona (Ef. 5: 19-20, Fil.4:8). Entonces, teniendo en cuenta lo dicho precedentemente, aquí paso a dar algunos ejemplos prácticos.

   1) Generamos un ambiente de bendición cuando somos de ayuda a otros, y no de estorbo. (Gá. 5:7-10, 25-26).
   Cuando somos personas que estamos dispuestas a ser de ayuda en donde sea que Dios nos haya colocado, - así sea en el trabajo, en la iglesia o aún en nuestro hogar- procuramos tener una actitud positiva y de servicio al otro. Busquemos, asimismo, no ser como esa gente que nos complican las cosas, sino seamos conocidos por ser todo lo contrario.

   2) Generamos una atmósfera de bendición  cuando somos la solución y no el problema. (2Ti. 2:25).
   Esta es similar a la primera, pero acá se enfatiza más que, cuando hay un conflicto en algún lado, nosotros seamos conocidos por aportar soluciones o respuestas; y no por ahogarnos en un vaso de agua. Ni tampoco seamos de los que se pasan hablando de lo grande que es el problema. Por eso procuremos hablar palabras de bendición o de ánimo en toda circunstancia, ya que una atmósfera de bendición  atrae la bendición.

   3) Generamos un ambiente de bendición cuando ponemos paz en medio de la contienda. (2Ti. 2: 23-24).
   En esto se refleja el verdadero carácter del cristiano, que tiene la paz y el fruto del Espíritu. Entonces, en donde haya pelea, discusión, divisiones, o cualquier clase de tirantez, él actuará en sabiduría y amor, conciliando, poniendo paz y generando un buen clima a su alrededor. Aunque aquí vale hacer una aclaración: todo esto lo haremos en la medida de lo posible. Porque a veces es más sabio callarse, y huir. Esto es, retirarse para no sufrir daño de balde. Por eso en todo nuestro proceder tengamos sabiduría.

   4) Contribuimos a generar una atmósfera de bendición cuando confrontamos los problemas en sabiduría, en lugar de ignorarlos o encubrirlos. (Prov. 28:13, Gá. 6:1).
   Esto es algo que suele pasar seguido en las iglesias. Pero el barrer la basura bajo la alfombra nunca ha sido la solución en ningún lugar del mundo. Aunque cueste, hay que enfrentar los conflictos con la sabiduría de Dios. Aunque a algunas personas les resulte incómodo, es de esa forma que funcionan las cosas. Asimismo, al hacer las cosas de la manera correcta redundará en bendiciones sin igual.

   5) Cuando le hacemos un regalo a alguien, así sea grande o pequeño, también contribuimos a generar una atmósfera de bendición. (He. 13:16, Gá. 6:9-10).
   Por ahí no tengamos un cargo o puesto influyente, pero aun así podemos poner nuestro granito de arena para crear un ambiente agradable en el lugar en que estemos. Puede ser con una palabra oportuna alguien, o aún regalándole algo aunque parezca algo sin importancia. Para Dios siempre es importante porque Él ve tu corazón más allá de las apariencias.
  

   Vimos asimismo, algunas pautas prácticas para generar un ambiente de bendición alrededor nuestro. En primer lugar,  ser de ayuda y no de estorbo. Luego vimos la importancia de ser de ayuda, y no de estorbo para los que están cerca nosotros. En tercer lugar vimos poner paz en medio de la contienda; siempre que sea posible, claro está. Cuidemos no ser de los quieren apagar incendios con nafta, o de poner leña al fuego. Seamos pacificadores. El cuarto punto que vimos era el confrontar los conflictos que pudieran surgir, con la sabiduría de Dios, en amor y misericordia; que es la única manera posible, ya que de otra forma sabemos que no funciona. Y en quinto y último lugar, también vimos que se puede generar una atmósfera de bendición aún haciéndole un regalo a alguien, o alguna otra cosa que por ahí se vea pequeña. Pero para Dios no hay cosas pequeñas o sin importancia, porque recordemos que Él mira nuestro corazón.
  
   Por lo tanto, procuremos en todo tiempo, ser de bendición en donde sea que Dios nos haya colocado.