Aunque por ahí
parezca que suene demasiado drástico, es muy cierto que si descuidamos la
enseñanza de la sana doctrina podemos fácilmente caer en la apostasía; trayendo
consecuencias desastrosas a los que estén dentro de nuestra zona de
influencia. ¿Y que cómo puede ser esto?
Veamos primero lo que dice la
Biblia en 2ª Juan 9:
“Cualquiera que se
extravía y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios”
De aquí que podemos
deducir que la apostasía sucede cuando alguien renuncia o apostata de la fe,
para seguir otras doctrinas. Esto es, que al apartarse o volverse atrás de lo
que creía primeramente, dicha persona se desvía o extravía de la doctrina o
creencia que profesaba. Por eso es que Pablo le advierte a Timoteo acerca de estas cosas en 1ª Ti.
4:16:
“Ten cuidado de ti
mismo y de la doctrina”
Pero antes de
seguir con el tema, explicaré en qué consiste la doctrina, ya que no es
cualquier doctrina.
Vemos en
Deuteronomio 6:5 que dice: “Amarás a Jehová, tu Dios, de todo tu corazón, de
toda tu alma y con todas tus fuerzas”
Y en el versículo
14 del mismo capítulo de Deuteronomio:
“No vayais detrás
de dioses ajenos…”
Si leemos completo
Deuteronomio 6:4-9, 13-15 se comprenderá mejor, ya que es muy importante que
leamos los pasajes bíblicos dentro de su contexto.
En el Nuevo
Testamento tenemos Romanos 1:3-4 en cuyo texto podemos leer lo siguiente:
“Evangelio que se
refiere a su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según
la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de
Santidad, por su resurrección de entre los muertos”.
También el texto de
Romanos 8:34 habla en este mismo sentido.
Otros pasajes
bíblicos que además podemos incluir aquí son Filipenses 2:6-11, 1ª Ti. 3:16 y 2ª
Ti. 2:8, por citar sólo algunos. El de 1ª de Timoteo 3:16 es una gran
declaración de fe:
“Dios fue
manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles,
predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria”.
Hasta aquí,
resumido, está lo que es la doctrina de la que está hablando el apóstol Pablo
en estos pasajes que hemos visto. Esta es la doctrina que hemos de cuidar: que
Jesucristo vino en carne, que es el Hijo de Dios, y que por medio de su obra
redentora en la cruz del Calvario, tenemos vida y salvación. Porque su
sacrificio fue completo, y fue suficiente. Por esto mismo Cristo es el único
mediador entre nosotros y el Padre, ya que por medio de él fuimos reconciliados
con Dios. Él es nuestro único y suficiente salvador, y sólo Él merece toda
nuestra adoración. Tito 3:4-6, 1ª Ti. 2:5, He. 9:24-28, Ro. 5:10.
Ahora, volviendo al
tema de la apostasía, sabemos que esta consiste en extraviarse de la doctrina
de Cristo. Por esta misma causa el que se extravía abre las puertas para que
espíritus engañadores tomen posesión de su vida. Y como si con esto fuera poco,
la confusión y los falsos maestros que traerán falsas enseñanzas, también harán
su aparición en la escena.
Una de las
características inconfundibles de la apostasía es negar la suficiencia de la
obra redentora de Cristo. Esto significa que las personas apóstatas le
agregarán obras, esfuerzo humano, y demás reglas hechas por el hombre; que
buscarán hacer ineficaz la gracia de Dios (Ef. 2:8-9, Ro.5:1-2, 8), lo cual
queda en completa contradicción a lo que enseña la Biblia. Del mismo modo, cuando
se enseña que hay otros-además de Cristo- que pueden mediar entre Dios y
nosotros, también se incurre en herejía ya que también se niega la suficiencia
de la obra redentora de Cristo. 1ª Timoteo 2:5 refuta claramente esta falsedad,
por nombrar sólo un versículo. Porque por supuesto hay muchos más que refutan
esto.
A todo lo
anteriormente dicho, podemos agregar que
el espíritu de error o engaño, lleva a que estas personas crean en diversas
doctrinas de demonios tales como, el prohibir cosas que Dios nunca ha prohibido.
Por ejemplo: el casarse, o el abstenerse de comer ciertos alimentos (1ª Ti.
4:3-5). El por qué sucede esto tenemos la respuesta en el versículo 2 del mismo
1ª Timoteo 4. Porque toda esta gente al desviarse de la verdad tienen
cauterizada la conciencia; es decir, que se les ha oscurecido el entendimiento
por causa de la acción de los espíritus engañadores en sus vidas.
Por todo esto de
más está decir que si uno acuerda, o hace alianza con este tipo de personas,
estaría incurriendo en yugo desigual, algo que la Biblia condena expresamente
en 2ª Co. 6:14-16a. Porque si somos luz no podemos tener comunión con las
tinieblas, claro está. Esto no es falta de amor, ni religión ni nada de eso. Es
respetar lo que la Biblia
dice. Por eso, no pretendamos querer ser más buenos que Dios, ya que nunca
podremos porque tal cosa no existe. Lo que sí en cambio lograríamos con eso es
entrar en desobediencia a Dios, y en apostasía. Para que quede más claro, y
para concluir, el pasaje de 2ª Juan 10 y 11 es más que contundente, ya que no
deja lugar a dudas:
“Si alguno viene a
vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis:
¡Bienvenido!
Porque el que le
dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras.”
Más claro, échenle
agua. Por eso no pretendamos querer quedar bien con todo el mundo; no sea que
terminemos quedando mal con Dios. Tengamos cuidado con eso. Bendecidos.
SILVIA’13.