Salmo 150:6. Todo lo que respira alabe al Señor.
Cuando hablamos de
este tema, las cosas suelen complicarse un poco. El por qué sucede esto es
simple: muchos suelen arrogarse el tener una respuesta para algo que ni la Biblia ha respondido
categóricamente. La gente suele poner etiquetas a los géneros musicales
aduciendo que cierto tipo de música es de Dios, según su propio entendimiento,
y juzgando por ciertas características específicas. Por el contrario,
utilizando el mismo razonamiento, llegan a la conclusión que ciertos tipos de
música son absolutamente del diablo, satánicas, y que las mismas, no se pueden
utilizar para alabar a Dios. Pero el punto principal acá es en qué nos basamos
para emitir semejantes juicios. Generalmente, sucede que nos basamos en
nuestros propios gustos personales, o nuestra propia manera de ver las cosas,
la cual es subjetivo. Y es a esto que luego le llamamos “el juzgar justamente”.
Pero el juicio justo deber ser como dice la Palabra, y no de otra manera (MT. 7:24). Es
decir, basado en lo que la
Biblia dice al respecto, y no en lo que nosotros queremos
hacerle decir a la misma. Sin embargo, lo que más llama la atención de todo
esto, es ver como se catalogan géneros o estilos musicales como la “música de Dios”, o la
“música del diablo”, cuando ni la
Biblia misma hace ese tipo de distinción. Entonces, en lugar
de crear o descubrir cosas nuevas, en lo que hace a la música, nos ponemos a
criticar al que trata de hacer algo. Ahora, sabemos que es cierto que muchas de
estas personas no sólo no se dedican a la música, sino que además tampoco
conocen nada ni de música, ni de nada que tenga que ver directamente con ella.
Entonces, si yo de algún tema determinado no conozco, o no sé mucho, ¿con qué
autoridad me atrevo a abrir la boca para opinar? El hecho de que alguien crea
saber mucho de la Biblia
no significa, necesariamente, de que pueda hablar u opinar de cualquier tema
como si fuera un erudito en el mismo. Sin embargo, algunos me pueden objetar
que tal o cual música despierta la carnalidad, exalta la sensualidad, o bien,
es desagradable; o asimismo, que tal músico o cantante, no vive de acuerdo a lo
que “predica” con su música. Pero acá caemos en el error de juzgar
injustamente. En primer lugar, porque el
estilo o tipo de música nada tiene que ver con la vida espiritual de dicho
músico o cantante. Porque si alguien lleva una vida desordenada, por
ejemplo, esto va más allá de la
actividad o ministerio que esta persona
realice. Para ser más clara, el problema en verdad es otro: el CORAZÓN DEL
HOMBRE, su naturaleza corrupta y caída desde el Edén. Y aquí sí hay bastante
sustento bíblico para estas afirmaciones, como Jeremías 17:9-10, Romanos 3:23,
Mateo 15:18-20, etc.; y en Proverbios 4:23 dice que debemos guardarlo (al
corazón) más que a cualquier otra cosa. Por eso mismo, si Dios lo dice por algo
es. Porque vemos que el problema no está ni en la música en si misma, ni
tampoco en el tipo de música que toquemos o escuchemos; ni aún es el problema
si tocamos música en la iglesia, o en el boliche; ni siquiera tampoco es un
obstáculo, o problema, el hecho de si decidiéramos grabar en una disquera
secular. ¡No! Definitivamente, ese no es el punto ni el problema. ¡No! Y mil
veces, ¡no! Como ya se ha dicho, y lo vuelvo a repetir, el problema es el
hombre, el ser humano, y lo que hay en su corazón. Porque el hecho de que este
viva en la carne o ande en el espíritu, (Gálatas 5:16-17, 25), influirá en sus
actitudes de su diario vivir. El hecho de que alguien ponga la mira en las
cosas de Dios (Col. 3:2), o no, será lo que determine cualquier decisión de su
vida. Será eso, y no otra cosa. (Continuará)
SILVIA’13
No hay comentarios:
Publicar un comentario