sábado, 10 de noviembre de 2012

El verdadero amor.



1 Corintios 13:4-5.

   Tal como vemos en este pasaje de la Escritura, podemos apreciar en qué consiste el verdadero amor. Que es de Dios y que viene directamente del cielo. Porque tal como dice en 1 Juan 4:8 el amor es la evidencia de que realmente conocemos a Dios, de que en verdad hemos nacido de nuevo.

   En el versículo 4 del mismo 1 Co. 13 dice: “El amor es sufrido, es benigno”. Esto es que, el que tiene amor es bondadoso, ya que al ser este evidencia de que somos hijos de Dios, tendremos además la capacidad de sufrir con el que sufre, y llorar con que el que llora. El tener un carácter compasivo y misericordioso  es otra característica de un genuino hijo de Dios.

   En la segunda parte del mismo versículo 4, vemos también que el que tiene verdadero amor no es envidioso, ya que quien diga conocer a Dios no puede albergar esta clase de sentimiento, tan carnal y tan contrario a la naturaleza divina.

   El verdadero amor tampoco es jactancioso, ni se envanece (V.4c), porque el que se jacta no es aprobado por Dios (2Co. 10:18). Nuestra gloria debe estar siempre en el Señor (2Co. 10:17).

   Por eso, el que verdaderamente tiene amor “No hace nada indebido, no busca lo suyo” (V. 5a). Esto significa que nunca buscará dañar o herir a nadie intencionalmente. Del mismo modo tampoco se complacerá en lastimar, menospreciar o descalificar a nadie bajo ninguna excusa. Por el contrario, será alguien compasivo, humilde y perdonador. No será alguien que se irrite fácilmente, ni de carácter explosivo sino que tendrá un carácter manso y paciente.

   El que realmente alegue conocer o amar a Dios, no tendrá actitudes egoístas ni fuera de lugar. Es decir, que no manifestará actitudes irascibles ni será rencoroso; o que viva recordándoles el pasado a las personas siempre que se le presente la oportunidad, y así, se crea juez de su prójimo creyéndose con derecho a condenarlo.

   Porque alguien que conoce realmente a Dios, va a manifestar el carácter de Dios y no otra cosa. Por eso, al manifestar amor manifestamos el carácter de Él, y sabremos entonces que le conocemos. Y el verdadero amor que viene del Padre consiste justamente, en que las características del amor de las que se habla aquí, 1 Corintios 13: 4:5, se hagan realidad cada día más en nuestras vidas. Debemos velar siempre en eso y no descuidarnos nunca, para ser de bendición y no de tropiezo.  

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