martes, 21 de agosto de 2012

El fruto del Espíritu: ¿Por qué es fruto y no frutos?




   Esta es una pregunta que muchos se han hecho, inclusive yo misma. Pero cuando fui profundizando mi estudio de la Palabra, pude encontrar la respuesta.
   El principio  de la cuestión aparece aquí justamente, en este pasaje de Gálatas 5:22. El apóstol Pablo habla del fruto del Espíritu en contraposición con las obras de la carne nombradas en el versículo 19 de este mismo capítulo. Entonces aquí aparece la pregunta: ¿Por qué es fruto y no frutos? Para comenzar diremos que en algunos manuscritos antiguos de la Biblia, aparecía la palabra luz en vez de fruto en este pasaje.  También podemos añadir que en Efesios 5:9 dice: “(porque el fruto del Espíritu ES EN TODA* bondad, justicia y verdad)”. Para clarificar más el tema ver también en Colosenses 3:12-15.
     De este modo, se desprende fácilmente que cuando en la Escritura se dice fruto del Espíritu no son muchos -Aunque parezca que nombra varios porque está hablando de una serie de virtudes- porque en realidad el fruto del vivir, andar y estar en el Espíritu  es uno solo, el cual es el amor. Es decir, las virtudes que se nombran subsiguientemente en este pasaje, son consecuencia directa del tener el amor de Dios en nosotros y que sólo Él  puede dar. Es así que todo nos remite al amor, porque al ser Dios amor cuando nacemos de nuevo, Él nos da su Espíritu Santo y juntamente con este nos imparte de su virtud, de su fruto – el amor-, el cual nosotros debemos desarrollar. Por eso el Señor nos habla tanto del amor en tantos pasajes de la Sagrada Escritura. En primera Corintios 13 nos dice que no importa todo lo bueno o grande que podamos hacer, que si no tenemos amor de nada sirve todo eso. Es más, en primera de Juan 4:8 también nos habla que si no tenemos amor, nunca  hemos conocido a Dios realmente porque él es amor, y así podría seguir con muchos ejemplos más.

    Asimismo, podemos concluir que se habla de fruto, y no de frutos,  porque el apóstol Pablo está queriendo decir que la consecuencia directa de que un cristiano viva, ande y camine en el Espíritu es que este  desarrolle el fruto del amor porque al hacer eso, crecerá en todas las otras virtudes que se nombran a continuación en dicho pasaje. Porque además dice en la Palabra  que el que camina en el Espíritu, camina en la luz porque Jesús es la Luz; por lo tanto, si nosotros andamos en Sus Caminos, debemos andar como él anduvo. 1Juan 1:5-6, Juan 8:12.
   Bendecidos.
   
 * Énfasis propio.